
La Igualdad de género es tan irreal como insostenible. ¡No somos iguales! Somos complementarios. Mal puedo exigir igualdad de derechos si somos tan diferentes. Por ejemplo, cómo exijo mi derecho a la maternidad gratuita… Sostengo que la mujer es la creación más hermosa de Dios. No importa finalmente si la sacó de una costilla, del pecho, del cerebro o de la pierna, el hecho es que la creó. Pero al hacerla puso sobre sus hombros la maravillosa responsabilidad de llevar la vida dentro de su vientre. A mi juicio, solo esto ya la hace “superior” -si dentro de la complementariedad podría haber superioridad-.
La mujer es una pieza extremadamente clave dentro del equilibrio de la sociedad. A mi juicio, no solo prolonga la especie físicamente, sino moralmente también. En los años 60 en una lucha de “igualdad de derechos”, las activistas creyeron que al orinar paradas, al fumar tabacos y al hablar con malas palabras, igualaban a los hombres en su rol social. Pues no. Gracias a esa dichosa “igualdad”, hoy vemos que las mujeres han salido a trabajar con los hombres y al mismo paso que ellos. Hogares descuidados por un “derecho”. Ahora bien, no podemos negar que la mujer tiene derecho a desarrollarse, pero el costo que como sociedad estamos pagando es sumamente alto. Adolescentes en las calles porque sus padres trabajan, niños que acceden al tabaco a más corta edad, niñas que dejan de ser vírgenes más temprano, etc.
Las mujeres de hoy se dejaron impactar por la mentira de que a los hijos hay que darles “calidad” de tiempo y no cantidad. Yo agradezco que mis padres me dieran cantidad porque de la mano de la cantidad es como llegó el ejemplo. No sostengo que la mujer debe quedarse en casa. No. Pero creo que como sociedad debemos ponerle un alto a nuestro apetito voraz de tenerlo todo cuanto más rápido mejor. La mujer debería tener algún tipo de incentivo salarial por el trabajo doméstico y creo que deberían haber muchos trabajos de medio tiempo para que ellas puedan estar al frente de los hogares.
¿Qué los hombres deberían hacerlo también? Nadie lo discute, pero solo con ver las estadísticas entenderemos el problema. Hoy hay más mujeres esbeltas, guapas y realizadas que nunca, pero a la par, hay más suicidios de adolescentes, más SIDA en menores de 18 años y más embarazos no deseados que nunca antes en la historia. No podemos decir que si la mujer vuelve a la casa las cifras bajarán porque son algunos los factores que inciden en estos datos, pero es innegable que la mujer cumple un rol muy diferente al que ahora está “acostumbrándose”.