sábado, 27 de agosto de 2011

Mue fue dada una revelación: las coincidencias NO EXISTEN. Este solo hecho transformó mi vida.




Hay personas que han tenido revelaciones que han cambiado radicalmente su vida. Para muchos éstas han llegado con un resultado médico positivo frente al cáncer o al SIDA; para otros con la muerte de un ser querido; para otros tantos con la quiebra económica; y para otros gracias a una frase precisa dicha en un momento preciso. Las revelaciones no son otra cosa que información que nos “es dada” sobre un tema que desconocíamos, con tal contundencia, que se convierte en una verdad para nuestras vidas.

Hay gente que cree profundamente y sin ningún cuestionamiento en Dios (Jehová, Yavé). Hay otros que creen en los OVNIS o en algún fenómeno paranormal; y otros menos metafísicos, simplemente creen en ciertas verdades cósmicas como hacer el bien, no hablar mal de nadie, compartir con los pobres, etc.

Hace 4 años tuve una revelación (de las tantas que he tenido) que cambió mi vida. Me fue dicho: “Las coincidencias no existen”. Desde ese momento empecé a mirar el mundo detrás de otro cristal. Cuando asumí el reto de ver en el mundo un propósito, se cayeron como piezas de dominó, miles de cuestionamientos. No había coincidencias, había propósitos: gigantescos propósitos. Lo interesante de todo es que yo, al igual que tu, somos piezas clave del rompecabezas, y nada tiene que ver con que lo crees o no. Recuerda que nada cambia en la vida del ciego si éste cree que no es ciego: seguirá usando su bastón. Si cuestionas el agua que tomas, ésta no dejará de hidratarte; si cuestionas el sol, éste no dejará de calentarte.

Para comprenderlo mejor, utilizaré una ilustración. Alguna vez, haz el ejercicio de ponerte unas gafas de cristales amarillos. ¿Cómo crees que verás el entorno? Habrá inclinación a que desaparezcan los objetos amarillos y se profundicen los azules. Pero, ¿qué pasaría si te cambias las gafas por unas de cristales azules? Lo mismo, pero al contrario. Será más complicado delinear con la vista los objetos azules. Pero bien, qué pasa en el momento en que te retiras las gafas… vez el mundo tal y cual es. Cuando vas a la iglesia o participas de una ideología política, estando dentro tiendes a pasar por alto los “pequeños y poco significativos” errores de los líderes. En cambio, se agudiza nuestra percepción sobre los errores garrafales de la religión diferente a la nuestra o del partido político contrario. Una vez que algo nos desilusiona y salimos de esa agrupación, cual fuere, empezamos a verles los peros a los que antes solo les veíamos virtudes. ¿Me equivoco?

Deepak Chopra, en alguna conferencia cuyo título no se me viene a la mente en este momento, narra un experimento con pequeños gatos recién nacidos. A un grupo se les hace que crezcan en un cuarto donde las paredes tienes rayas horizontales solamente. A otro grupo, en cambio, se le permite crecer en un cuarto con rayas verticales. Luego de un año, los dos grupos de gatos salen al mundo real. Sus neuronas ya se han formado y tanto los unos como los otros, NO PUEDEN entender las formas de lo cotidiano: un vaso, una silla, un masetero, etc. Para los gatos que fueron criados con rayas horizontales, se nota como su cabeza tiende a virarse para poder entender las formas que no son horizontales, y viceversa. Sus neuronas ya “aceptaron una verdad”. Eso nos pasa a todos los Seres Humanos y esas “verdades” se llaman PARADIGMAS. Aquí dos ejemplos de éstos en nuestra vida cotidiana: “Todos los hombres son iguales”, “Andar descalzo nos vuelve propensos a resfriarnos”. No es cierto que todos los hombres seamos iguales, NADIE EN EL MUNDO ES IGUAL, basta con saber algo muy básico de genética para descartar esta teoría inmediatamente. Por otro lado, las gripes se dan por virus que se encuentran en el aire y en los fluidos de alguien más que esté contagiado. Los monjes budistas vivirían con gripe, lo mismo pasaría con los cargadores de los mercados o con los deportistas de artes marciales.

Cuando yo rompí el paradigma de las coincidencias, mi cerebro tuvo que acomodar las piezas para poder funcionar con fluidez nuevamente. Pero desde ese momento hasta hoy, he podido experimentar lo sobrenatural en mi vida, con una claridad que simplemente asombraría al más incrédulo.

No pretendo con este escrito hacer que creas o no. Lastimosamente ese no es mi papel. Tal vez dejes de creer en las coincidencias, o empieces a creer en Dios, en los OVNIS o en el Chupacabras sin necesidad de mi ayuda. Tal vez llegue, si no llegó ya, el momento en que te enfrentes a algo más grande que tu, para lo que necesariamente tengas que recurrir a algo que explique una cadena de “por qués” que te interrumpen el paso. Quisiera contarte cómo actúa en mi vida esta “verdad”. Si me permites, lee el artículo que está justamente debajo de este, “Bitácora de un Milagro”. Te hago la misma invitación que me hizo la vida: descubre.

Bitácora de un milagro.




Viernes 5 de agosto de 2011
Trabajo desde hace 6 años en un programa para niños de la productora “La Oreja del Pez”. Soy actor. El editor del programa es Juan Segarra. Con Él, durante estos 6 años, nos hemos visto unas 15 veces, no más. Juan tiene una esposa que tuve la oportunidad de conocer en la Iglesia, su nombre es “Yes” (Yesenia). Si con el Juan me he visto 15 veces, con la Yes calculo que unas 5.

Para explicar mejor la situación, por lo general Pamela García, mi jefa, me pagaba personalmente yendo al lugar donde yo estuviera. Es una relación diferente, es sumamente respetuosa y parte de su modus operandi es, o por lo menos era, el pagar a cada actor directamente en una visita personal. El pago casi siempre era en efectivo. Pero desde hace poco, la empresa ha decidido que pagará en sus oficinas en un día predeterminado. El primer día de este nuevo sistema fue el 5 de agosto.

Como era de esperarse me encontré ahí con Juan. Se nos hizo tarde, llovía y le pedí que me acercara en su auto a una parada de la Metrovía para poder llegar a mi casa sin mojarme. El accedió. En su auto habían estado esperando su esposa y su hija. Saludé, entré y nos fuimos.

No habremos rodado ni cinco cuadras y su esposa le dijo al Juan: “¿Le digo?”… se me cruzaron todo tipo de pensamientos por la cabeza. Pensé que sabía algún dato que podría hacerme daño e inconscientemente me preparé. El “Juano” le dijo: “Cuéntale”. Ella empezó.

“Mati, ¿crees en los sueños?” preguntó. Yo contesté que sí. “Te soné” dijo. “Mira, estabas vestido con tu disfraz (que utilizo para el programa) y caminabas lento. Estabas con tu familia pero no caminabas con ellos sino a parte. De pronto, Dios te dijo que te entregaba el plan que Él tenía para tu vida. Te dio algo en las manos y lo tomaste y seguiste caminando lento. Yo quería saber lo que era y lo vi, era una cadena de oro que en vez de colgantes tenía algo así como pequeños lingotes de oro macizo. Tu caminaste con eso entre tus manos y más allá lo dejaste. Le dijiste a Dios: Este es el plan que TU TIENES para mi vida pero no es el plan que YO TENGO para mi vida. Dios se puso triste y permitió que yo pudiera sentir su tristeza. Cuando me desperté -dijo- Dios me pidió que le pidiera perdón por tu vida” Me quedé helado sin saber que decir. Luego empecé a contarles, al Juan y a la Yes, mi historia personal. La Yes se puso a llorar porque, como todo el mundo, me imagino que tenía la imagen de que yo era poco menos que un santo… y como el 99.7% de la humanidad, no lo soy.

Por un par de días le di la vuelta al sueño pero no llegué a comprender su significado.


Entre el 8 y el 15 de agosto
Tuve un sinnúmero de sueños. Yo no soy de las personas que recuerda en lo que soñó pero en esos días soñé en mi padre, que falleció hace 4 años, en ratas y en agua provocando inundaciones. Fueron sueños que me dejaron preocupado porque no es usual que los recuerde. Hablé con mi esposa y me dijo que averiguemos en Internet. Dicho y hecho, todos eran malos presagios. No creo mucho en eso así que lo tomé como un llamado para que atienda a algo… como cuando un niño llora para que le den de comer… una alerta.

Viernes 19 de agosto.
Uno de mis mejores amigos se llama Alejandro. Cuando me convertí al evangelismo, él fue uno de mis críticos más ásperos. Se molestó mucho y se burló algunas veces de lo que yo creía. Es muy sarcástico en su forma de ser y con mi conversión no fue la excepción. De eso ya han pasado como 8 años.

Me llamó el 21 de agosto para decirme que no nos habíamos visto, que si quería que nos viésemos un rato para hablar. Yo le dije que por qué no almorzábamos al siguiente día y el accedió.

Al sentarnos a comer, empezó a decirme cosas que nunca hubiera imaginado oírlas de su boca. El es diseñador y además coleccionista de películas. Con una economía como la nuestra, piratea. Pero aclaro este punto porque muchas veces critiqué eso en su vida y tuvimos discusiones largas e infructuosas sobre el tema. Pues en ese almuerzo empezó diciéndome que está interesado en pagar regalías por lo que hasta ese momento ha utilizado, tanto a Disney como a la industria cinematográfica… No supe que decir porque no estaba preparado para eso. Me concentré en mi plato. Me dijo que estaba yendo a una iglesia evangélica y que le gusta mucho. Sin embargo no dejó de contarme cómo sus amigos se habían puesto “a la defensiva” por su decisión.

Me dijo: “Amigo, tengo un mensaje de Dios para darte”. Yo esperaba que Dios me hablase por cualquier otro medio, pero de la boca de mi amigo Alejandro si que fue raro. Tanto el encontrarme con mi amiga, la esposa del Juan que casi no veo, como el que mi amigo católico de siempre me de un mensaje de Dios, tenía que tener alguna explicación.

Pues bien, el mensaje básicamente era que perdone. Me contó de algunas experiencias que había oído en su iglesia y en un video que había compartido con sus suegros. Yo le di muy poca atención al tema, pero no dejé de escucharlo con atención como señal de respeto. Luego me dijo que no busque fortunas en la tierra sino que busque las verdaderas fortunas, esas que son más grandes y que no se pudren. Me aclaró que el mensaje no iba encaminado a dejar de trabajar, sino más bien a empezar a construir lo “verdadero”.

Lunes 22 de agosto.
Con mi esposa tenemos la costumbre de bañarnos juntos cuando podemos. Esa mañana nos metimos a la ducha y le conté lo que viví. Le dije sobre el cambio de Alejandro. Ella se contentó mucho y me recomendó que no le moleste ni que interfiera con mis sarcasmos sus creencias. Luego, antes de salir de la ducha me dijo: “Tienes que relacionar el sueño de la Yes con el mensaje del Alejo”… Solo me quedé pensando.

Martes 23 de agosto.
Ese día tenía que ir por la noche a una reunión de mi movimiento político. Me quedé en la casa porque me sentía un poco cansado. La reunión era a las 6. Yo debía salir de mi casa a las 4 para alcanzar a imprimir un documento básico para esa noche. Pero empecé a discutir con mi esposa y preferí salir a las 3.

Iba en el bus, que desde mi casa al punto de encuentro hace 1 hora, y recibí una llamada telefónica del organizador. Me dijo que se suspendía nuestra reunión y que lo dejemos para el próximo martes. La pregunta era ¿y yo que hacía hasta las 6? No quería regresar a mi casa porque mi esposa hubiese creído que volví por ella y que me excusé de la reunión y, en la circunstancia que salí, era lo menos que quería que crea. Así que tenía que hacer tiempo.

Me fui al centro comercial El Condado. Pedí un café y empecé a leer un libro que me cansó rápidamente. Traía conmigo el ipod. Empecé a buscar que video ver y recordé que había una información sobre los Rosacruces que había bajado del Internet y que quería revisar. La información está editada con un audio que favorece el sueño, es la voz de una computadora la que va detallando el mensaje. No hay entonación, no hay delicadeza, no hay emoción, es todo lineal.

Lo había visto antes pero el mensaje era tan denso y la voz tan aburrida que no pasaba mucho hasta que terminaba apagándolo. Pero el ipod tiene una particularidad, permite que se puedan ver los videos desde el punto en el que uno los terminó de ver la última vez. Entonces cuando lo encendí y puse play, el mensaje fue: “Alma mía, construye mansiones perecederas”.

Paré inmediatamente y recordé un texto del “Libro de los Secretos” de Deepak Chopra que dice, que las señales nos llegan en forma desordenada, por eso no podemos reconocer el mensaje. Solo hay que tomarse el tiempo para ordenarlas y uno encuentra lo que Dios quería decirnos. Pero además hay una frase que me dejó perplejo en la introducción de ese mismo libro. Ésta dice: “La vida que conoces es una delgada capa de acontecimientos que cubre una realidad más profunda”. ¡Definitivamente había un mensaje que no lograba ver pero que sabía que estaba ahí!

Vi alrededor de 5 videos sobre la Orden Rosacruz que quisiera compartir con ustedes. Les daré el primer link y como equivale al capítulo 1, al finalizar aparece automáticamente el link para el capítulo 2 y así sucesivamente. http://www.youtube.com/watch?v=3-e-0HA_8QE La información que se revela en estos videos no es para que TODO EL MUNDO la entienda. Como decía Jesucristo: “El que tenga oídos que oiga”.

La pregunta es dónde se enlaza todo esto con lo que he contado hasta ahora. Lo primero es el PERDÓN. Me plantea que existe la reencarnación, tesis que siempre he apoyado porque en mi vida ha sido una convicción, cabe decir que no por enseñanza intelectual sino más bien por certeza interior. Sobre el PERDÓN decía que las personas que me hacen daño ahora, tal vez sean viejas deudas, personas a las que yo les hice daño antes. Me quedé perplejo por lo aprendido. Me senté y les pedí perdón a las personas de las que he recibido daño. ¡Aparentemente ridículo¡ Si son ellos lo que me han hecho daño a mi, por qué habría yo de pedirles perdón a ellos. De todos modos al hacerlo, en el plano puramente espiritual, sentí que dejaba una mochila cargada de piedras sobre el piso, YA NO LA CARGARÍA MÁS. Pero, ¿qué pasaría en caso de que no hubiera mal anterior?, es decir, en el caso de que aquí empezara la “ronda”. Para mi fue tan verdadero en ese momento que “desaté el nudo”. No volverá a pasar ni de un lado ni de otro. Esa persona queda completamente libre al igual que yo. Es más, no solo que ya no siento por esa persona rencor alguno, sino que deseo que Dios me conceda la posibilidad de servirle en esta vida. No me importa si esta persona alguna vez sabrá esto o no. Solo con hacer algo por ella para mi será suficiente.

Finalmente aprendí sobre las VERDADERAS RIQUEZAS. El propósito de la naturaleza es la perfección. El Ser Humano no escapa a ese propósito. Pero esta perfección se encuentra en el amor. Por eso es que decidí hacer “Tesoros perecederos”, para unir la frase de mi amigo Alejandro y mi enseñanza aquella tarde.

Hoy tengo una alegría inmensa. Si hoy muero espero volver, pero sin la carga que acabo de dejar. Espero amar más. No quiero dejar “cuentas por cobrar”. Espero ser el mejor amigo, el mejor hijo, el mejor esposo, el mejor padre. El trabajo me importa, y mucho, pero no más que mi familia. No más que entregar mi tiempo a los amigos y sus necesidades.

Qué pasará conmigo mañana, no lo sé. Pero esté donde esté, quiero ser ejemplo. ¿Fallaré? Por supuesto que sí, claro que fallaré, pero mis fallas serán las escaleras que tendré que subir para alcanzar el verdadero propósito.

Quiero compartir contigo mi revelación. Si ha sido para ti tan inquietante como para mi, seguramente entenderás que todo este tiempo y este escrito fueron dedicados enteramente a ti, no hay equivocación alguna. Un Dios de amor NUNCA permitiría dañarte. Lees esto no por coincidencia sino porque hay un mensaje muy particular para ti en estas líneas.

Les recomiendo que vean estos videos y que los interioricen. Un fuerte abrazo para todos.
Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica