miércoles, 15 de febrero de 2012

Hoy hace 5 años.



Uno es padre hasta que deja de serlo. Hace 5 años, el Ser más maravilloso que he conocido, mi hija Renata, celebraba su cumpleaños. Cumplía 12. Tres meses más tarde se moría en un hospital especializado en niños… que ironías. Cómo entender que los guaguas también se mueren, ¡no hay dios que aguante!

La ausencia es la banda transportadora de la preguntas. Vienen sin respuestas. Vienen solas. Vienen muchas. Lo seguro es que vienen.

Hoy quiero soplar la vela y comer pastel y me falta la cumpleañera. Hija, te escribo desde aquí, desde el lugar de siempre, desde el lugar donde me quedé viendo como te ibas. En este muelle ya no llegan los barcos… solo los recuerdos. Hija, te amo tanto o más de lo que te amaba la última vez que te lo dije. Te extraño.

Hija, dime que estás. Dime que donde fuiste hay un lugar para volver a encontrarnos. Dime que no fue el final de la historia y que hay futuro para los dos. Amor chiquito, desde el fondo de mi corazón: feliz cumpleaños. Que el dolor de hoy sea como la llama que consume al Fenix para volver a darle vida para que levante el vuelo.

Te amo. F: Papá.
Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica