viernes, 18 de junio de 2010

No dejes que nadie lo decida por ti


Yo decido estar donde estoy. Soy yo quien decide levantarse todas las mañanas. Yo quien decide que el día será bueno o malo porque finalmente, soy yo quien tiene la última palabra para que ESO que ahora me molesta, sea más bien lo que me construya. Soy yo quien está parado frente al espejo y decido verme hermoso, con mis pantalones rotos y mis chompas pasadas de moda. Soy yo quien amo y perdono. Soy yo quien aliento el milagro de la vida en cada cosa buena que hago. Soy yo quien está decidido a ser amigo y no enemigo, quien decide levantarse en vez de quedarse en el piso, quien decide hablar en vez de callar, quien decide reír en vez de llorar. Yo soy quien tiene el control porque Dios me dio esa potestad al crearme. El me cubrió de amor y debo serle fiel a ese amor. Soy yo quien escribo esto para que tu comprendas que sentirte mal es una decisión que nadie te obligó a tomar, la preferiste porque te sobra el tiempo que a mi me falta. Yo me muero mañana y si no me muero me arrodillaré a darle gracias a Dios por una nueva oportunidad.

martes, 15 de junio de 2010

Hombres y mujeres no somos iguales: gracias a Dios.



La Igualdad de género es tan irreal como insostenible. ¡No somos iguales! Somos complementarios. Mal puedo exigir igualdad de derechos si somos tan diferentes. Por ejemplo, cómo exijo mi derecho a la maternidad gratuita… Sostengo que la mujer es la creación más hermosa de Dios. No importa finalmente si la sacó de una costilla, del pecho, del cerebro o de la pierna, el hecho es que la creó. Pero al hacerla puso sobre sus hombros la maravillosa responsabilidad de llevar la vida dentro de su vientre. A mi juicio, solo esto ya la hace “superior” -si dentro de la complementariedad podría haber superioridad-.

La mujer es una pieza extremadamente clave dentro del equilibrio de la sociedad. A mi juicio, no solo prolonga la especie físicamente, sino moralmente también. En los años 60 en una lucha de “igualdad de derechos”, las activistas creyeron que al orinar paradas, al fumar tabacos y al hablar con malas palabras, igualaban a los hombres en su rol social. Pues no. Gracias a esa dichosa “igualdad”, hoy vemos que las mujeres han salido a trabajar con los hombres y al mismo paso que ellos. Hogares descuidados por un “derecho”. Ahora bien, no podemos negar que la mujer tiene derecho a desarrollarse, pero el costo que como sociedad estamos pagando es sumamente alto. Adolescentes en las calles porque sus padres trabajan, niños que acceden al tabaco a más corta edad, niñas que dejan de ser vírgenes más temprano, etc.

Las mujeres de hoy se dejaron impactar por la mentira de que a los hijos hay que darles “calidad” de tiempo y no cantidad. Yo agradezco que mis padres me dieran cantidad porque de la mano de la cantidad es como llegó el ejemplo. No sostengo que la mujer debe quedarse en casa. No. Pero creo que como sociedad debemos ponerle un alto a nuestro apetito voraz de tenerlo todo cuanto más rápido mejor. La mujer debería tener algún tipo de incentivo salarial por el trabajo doméstico y creo que deberían haber muchos trabajos de medio tiempo para que ellas puedan estar al frente de los hogares.

¿Qué los hombres deberían hacerlo también? Nadie lo discute, pero solo con ver las estadísticas entenderemos el problema. Hoy hay más mujeres esbeltas, guapas y realizadas que nunca, pero a la par, hay más suicidios de adolescentes, más SIDA en menores de 18 años y más embarazos no deseados que nunca antes en la historia. No podemos decir que si la mujer vuelve a la casa las cifras bajarán porque son algunos los factores que inciden en estos datos, pero es innegable que la mujer cumple un rol muy diferente al que ahora está “acostumbrándose”.
Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica