martes, 19 de enero de 2010
Ahí estás
Se que estás ahí. Puedo olerte a kilómetros. Se que vives en la sala vip de un aeropuerto donde nunca llegan los aviones. Se que te bajaste del mundo porque iba muy rápido.
Puedo oler tus dudas, los instintos que te delatan, que te adornan. Se que estás ahí detrás de un simulacro al que por costumbre llamaste “vida”. Se que vives en la casa donde duerme el sol. Se que me recuerdas y que cada línea te permite escucharme… en silencio. Se que la vida te puso en el camino del olivo, del néctar salado que dejas como evidencia en la escena del crimen: para ser más culpable de lo que ya eres. Puedo escuchar como parpadeas frente a la pantalla. Es más, puedo oler tu respiración y puedo distinguir en ella el cambio de tu ritmo cardíaco. Estoy aquí, viéndote desde este párrafo, desde esta zanja en la que me auto exilié.
Dudas, como ya dudaste. Recuerdas, amas por ratos y te niegas. Sueñas en las fantasías que guardaste en la caja fuerte de tu moral. Aun puedo olerte en el horizonte celeste de mis conversaciones solitarias. Ahí estás por más que quieras esconderte.
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Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica
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