lunes, 25 de enero de 2010

El comboy de mi tristeza


Todos salieron en comboy: los sueños, los versos, los besos, los orgasmos, los recuerdos, los gritos de auxilio, las lágrimas, los llantos en silencio, los chistes, las confesiones, los primeros de enero, los 29 de mayo, los mensajes al celular borrados, los granos de café, los cielos abiertos, los aterrizajes forzosos, los árboles, las nubes, los fantasmas del pasado, las iglesias, los escondites, las recargas que te regalaba, los montones de saliva desperdiciada en llevar vidas paralelas, los helados, los libros de Chopra, los caminos que no llevan a ninguna parte, los escándalos, los golpes, las fiestas, la moral, la palabra de cuatro letras a la que toreamos, los versículos que no leímos, la amistad que nos profesamos, el amor que pisoteamos, el Rodeo blanco que te hacía sentir señora, la carroza fúnebre donde me vi paseando, el elefante que fue a dar en la basura, el collarcito caro, el collarcito barato, la blusa con la que conseguía, las palabras con las que yo no conseguía nada, la ilusión, el recato, el ahorro, el terremoto, la colección de fotos, el revistero, el atropello, el derecho, la virtud, el spaguetti, el sueldo fijo que me separa del éxito, la gordura, la mediocridad que me viste de colores, la tormenta, las campanas, las cervezas, las llamadas, el menisco, el pellizco, las mojas, los hijos, los deberes, las lecciones que nadie revisó, los exámenes que se jaló, los autobuses que dejaste de tomar, el perfume que te hace culpable, el tabaco, la playa, la sordera y mi confianza. Todos salieron en comboy y no dijeron a donde iban.

2 comentarios:

Dan dijo...

Creo que todos sin excepción hemos sentido que nuestra vida se nos ha escapado por un deseo frustrado, por un objetivo fallido, o un amor o ser perdido. Sin lograr hallar las huellas que a uno le llevan a ese punto.
Solo mirar al cielo y desear que el alma regrese, que la alegría o lo que se supone que sea mi verdadera"felicidad" vuelva a darme aliento. Es tenaz encontrarse así. Pero con el tiempo uno mira que esos son síntomas de un dolor profundo en el alma, una herida abierta que nos ha hecho perder la conciencia del ser para evitar concentrarnos en ese dolor, como sabiamente lo hace nuestra mente.
Tal vez las funciones lógicas de la culpa, los recuerdos o la simple conciencia de ver quienes somos a comparacion de quienes fuimos, cumplen la tarea de una cura dolorosa. Que como el tiempo, con el tiempo, hará que todo ese dolor se lo lleve el viento.

Saludos Mati.

Daniel.

Unknown dijo...

Hoy estoy mas de acuerdo contigo, la vida se va poniendo loca y a cada instante es un cuchillo en la garganta. A veces solo deseamos expresar esa tristeza que sentimos y que no vengan con frases de mejorate, o de aliento, y es que solo a veces esta la tristeza, como ahora me siento, por ti, por ella, por todos, por mi y salen en galope las emociones... escribe cuanto quieras, ayuda un poquito, pero ayuda.

Leo

Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica