lunes, 4 de enero de 2010

La fidelidad: un supuesto no consentido



Yo podría creer en la auténtica fidelidad en culturas como las de Oriente donde, en gran medida, el espiritualismo tiene un fuerte asidero. Pero dentro del mundo occidental es simplemente un supuesto no consentido. La fidelidad se ha convertido en una de esas fantasías que los medios de comunicación venden como verdades. Entre ellas también están “el espíritu navideño”, la solidaridad, y un sinnúmero de intangibles que los comerciantes aprovechas para sacar tajada.

Dicen los orientales que somos un espíritu en un empaque al que llamamos cuerpo. Por consiguiente el cuerpo es secundario. La belleza, partiendo de esta lógica, nace dentro y no se hace fuera. Por eso es que Teresa de Calcuta era hermosa: nunca necesitó de Calvin Klein; nunca se puso un reloj de Cartier; nunca usó un levantacolas ni fue a un gimnacio; nunca tuvo un auto del año, pero sin embargo con solo ver su rostro uno sabe que podría haber ganado un concurso de belleza. Era hermosa. La vejez nunca fue su compañera de viaje.

Por eso es que en el occidentalismo, con este irresistible morbo que tenemos por lo material, la fidelidad encuentra un enorme caldo de cultivo. “Qué buen culo”, “Qué ricas tetas”, “Qué piernas”, “Qué auto”, “Que bien huele”, “Que bien se viste”, “Que tarjeta de crédito tan generosa”, etc., etc., etc. Somos un cuerpo que hay que saciar. Somos un enjambre de hipócritas que con el discurso de lo moral y lo bueno en la punta de la lengua, pensamos con el bolsillo y los genitales.

Hablaba con un sicólogo cristiano – evangélico y me decía que dentro de sus pacientes, hay más infidelidades a nivel de sus coidearios (o “panderetas” como les dice un amigo) que entre los ateos. Les digo ateos sabiendo de antemano que no lo son. Muchos dicen ser católicos pero como el mismo Cristo enseña: “se puede separar el trigo y la cizaña solo cuando dan fruto”, más claro, por sus hechos los conoces. ¡Una población infiel dentro de la iglesia! Eso si es la gota que derrama el vaso.
Yo hablo con propiedad de este tema porque he estado en ambos lados. Pero no es sino al estarlo en que aparecen acólitos que se van identificando dentro del “club”. Amigos, amigas, hermanos, sobrinos, tíos, vecinos, la mayor parte han estado en uno de los dos lados. Pero claro está, ninguno de los traidores se siente culpable sino “valiente” y ninguno de los traicionados se siente valiente sino “herido”. Pero todos tienen esa doble moral del “yo nunca” que es tan nuestra y tan falsa.

Los mozeros y las mozas son parte del paisaje urbano que vino de la mano del progreso. Los trabajos son esos grandes night clubs que acaparan, promueven y socapan a centenares de “buenos hijos de Dios” que van por la vida con esa filosofía tan suya: “chulla vida”. En el camino quedan los escombros de lo que un día fueron familias estables y felices… por eso es que las sociedades occidentales son más débiles que las orientales. Pero el occidentalismo también nos ofrece la solución: grandes bares donde las penas se disuelven en exóticas bebidas anestésicas y grandes centros comerciales donde la pena se esconde detrás de bambalinas.

La fidelidad es una de las estampas que vamos dejando atrás: como las torres gemelas o el rostro de la princesa Diana. Es una de esas cosas viejas que hay que replantear para que el mercado pueda volver a ofrecérnoslo “reeditado”. Tal vez vuelva un nuevo estilo de fidelidad en tríos o cuartetos. Tal vez. Yo me quedo sentado frente a la ventana con la cobarde apreciación del observador… no emito juicios ni tomo partido.

La fidelidad es de esas piezas de museo de grandes inventos que uno ve detrás de la vitrina con nostalgia mientras se susurra para uno mismo: ¡cómo servía!

3 comentarios:

Juan F. Zamora dijo...

Matí!! ante todo feliz 2010 y deseos de exito en todos los aspectos de tu vida (nuevamente, de la forma o manera que tengas concebido el éxito)...a los años que entro en tu Blog y me permito leer uno de tus posts. Aprendí durante todo este tiempo que vale la pena luchar por las cosas buenas, aquellas de buen nombre, aquellas que nos hacen sentir bien y seguros en un mundo de locuras en donde todo pasa y todo es bueno desde el punto de vista de quien lo percibe y lo dicierne de acuerdo a sus juicios de valor. La fidelidad no es un supuesto, ni tampoco una causa derivada de los últimos tiempos o algo que valía antes y ahora no, la fidelidad es una efecto ganado, es algo que se construye, se mantiene y se crea día a día, parafraseando , bienaventurado el que es fiel sin condiciones, el que aun sin ver cree...qué dificil!!! casi imposible!! ..
Es algo que se escribió en un libro sagrado y debe haber copias de la misma frase en los otros libros sagrados.
Podemos identificar dentro de la historia a alguien que sin condiciones haya creido o haya sido fiel..?? Púes si hay bastantes..acaso la Madre Teresa no fue fiel a sus conviciones.. .lo que debemos preguntarnos todos es que hace que una persona sea fiel y en que circunstancias esta dispuesta a ser fiel o por qué es Fiel. En el caso de la Madre Teresa creo que su fidelidad se debe a la creencia y convicción de las palabras de Jesús (Respecto a la probreza) en su corazón y a su decisión de ser fiel a aferrarse a esa creencia...para mi un ejemplo de fidelidad extrema esas que son escepción y no regla.
Concuerdo contigo, la fidelidad no puede vivir por si sola, debe haber algo que te motive a ser fiel, una causa, una razón, un motivo.

Hay que dar gracias el tener una humanidad imperfecta, solo asi podríamos construir y partir de algo que necesita un complemento para ser perfecto. Si todo fuera perfecto no estaríamos aburridos..???

En mi caso, mil veces si al camino a la excelencia, mil veces no al camino del conformismo....ese es el Mati que yo conocí y que aún extraño.

Te recuerdo y considero mucho. Sientete en libertad de censurar o no este POST si asi lo decides.

Un fuerte abrazo.

Saulo Ariel dijo...

Parece que el chuchaqui te ha durado hasta la fecha.
Los occidentales en términos de arrobamiento o misticismo, ciertamente se quedan de año; en términos morales ni hablar; pero los orientales tampoco son unos angelitos. ¿De qué orientales espirituales hablas?, tal vez de las bestias japonesas que masacran ballenas y delfines. O tal vez de los chinos, que viven el milagro socialista o comunista, trabajando como esclavos para una mafia de milicos oligarcas.
Sobre la monjita Teresa, ¿de qué belleza hablas? Cualquier cosa buena que puedo haber hecho, la manchó con su condición de religiosa cucurucha. Supongo que debes ser fiel al catolicismo por eso te expresas de esa manera.
No creo que la fidelidad, como valor moral se encuentre extinta de las manifestaciones humanas; el hecho de que la hayas buscado en lugares cargados de traición, bajeza y miseria, no significa que aquel valor no crezca en ambientes honestos y decentes. Busca bien y seguro al final concluirás que la Fidelidad es una honrosa realidad.

Dan dijo...

Mati primeramente!!! A los años!!! Buen retorno, excelente entrada!! En estos días hablar de fidelidad es como lo que tú dices, una pieza de museo, un don olvidado que se ha transformado a vista pública en defecto o retardamiento. Hay "fidelidad a la ecuatoriana", "fidelidad a la asiática", o a la musulmana con 5, 6 mujeres con patadas y golpes a cada una. En fin, es necesario recordar que la fidelidad mas alla de una tradición desgastada, algo de una persona anticuada, es un regalo dado por Dios desde la creación, ya que se creó 2, nada de felices los 4 (aunque cada uno quisiera tener su harem ;) ), es un valor escrito en el corazón de cada uno que se llama amor, que ennoblece, embellece y alegra el alma. He ahí, la fuente de todo bien. El amor.

Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica