viernes, 12 de octubre de 2012

¿1er. grito de la independencia? ¿De quién?


En este barrio de “blancos” (unos menos blancos que otros), de casas grandes, de carros altos y de apellidos rimbombantes (Chicaiza Ruales, Avila Huiruno, etc.), algunos no hemos tenido tiempo para pensarlo. Me refiero a eso de la independencia. Muchos solo sabemos que se cumple un año más de no se cuantos. Para festejar este momento en que unos bravos patriotas sacaron del poder a otros menos bravos, mi vecino compró unas cervezas, un bloque de picaña, y un postre helado de Pingüino. ¡Qué mejor forma de decirles gracias!

Mi vecina en cambio, se puso sus chanclas de fin de semana, se cogió con una bincha el pelo, “a medio pelo”, y se puso a trapear el patio de baldosa amarillenta… tiene un perro con incontinencia.

La señora del frente hizo un homenaje musical. Puso un CD de las Mendoza Suasti y abrió la puerta de calle como para hacernos sentir que el reguetón hoy no tenía cabida. “¡Culturísense!” Leía yo entre líneas.

La vecina de la tienda no abrió. Me imagino que se quedó en su casa para conjuntamente con su esposo, repasar la gesta libertaria. Los veo hinchados de patriotismo leyendo la prosa y los versos que cuentan las hazañas republicanas.

Hasta el roquero de la esquina plegó al festejo. Hoy no se vistió de negro. Se vistió de gris. Tal vez su mensaje simbólico es que “hoy no hay luto, hay gloria”. En vez de la camiseta que dice “Mata a tus padres” debería haberse puesto una que diga: “Mataron a nuestros próceres pero obtuvimos la libertad”.

Todo marcha bien. De pronto, aparece uno de esos personajes con los que uno se topa para “hacer tierra”: un indígena pequeño, inteligente, artista… Y me caga la historia diciéndome: “Nosotros no nos independizamos de nada. Salieron los españoles para que nos sigan pisando los mestizos”.

Fin.

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Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica