martes, 9 de febrero de 2010

De Pinocho y la Cicciolina





Cuando me fui de mi para ver si me encontraba, como narré anteriormente, no esperaba encontrarme con lo que me encontré. Recuerdo cuando era niño y vi una película que me cambió la vida: fue en la que Superman se hace malo y termina peleando con él mismo… como cuando uno se emborracha. Para los niños “normales” fue una más, tal vez. Para mi que la vida siempre fue una complicación voluntaria, la película encerraba una pregunta que me taladró la infancia: ¿tenemos un “malo” dentro de cada uno? El Apóstol Pablo dice que nuestra naturaleza es pecaminosa (con inclinación hacia el pecado) y Hermann Hesse, el escritor alemán y premio Nobel en literatura, que dista mucho del Apóstol Pablo, escribió una obra que leí obligatoriamente en la universidad que se titulaba “El Lobo Estepario” (1927), que ratificó mi apreciación sobre los postulados filosófico – teológicos de Superman.

Todos tenemos un malo que, como es de imaginarse, hace y propone cosas malas. Luchamos con él todo el tiempo. La religión occidental lo etiquetó como el Diablo: el gran alcahuete. El budismo, a mi juicio más lógico y humano, lo hace ver como “nuestro”. Es decir, así como habita el bien, es de imaginarse que habitará también el mal. La lucha es contra esta naturaleza humana y nuestra y no contra un tercero. Pero sea como sea, ahí está.

Me estoy encontrando con este “lobo de la estepa” que come a costa de la felicidad del resto. Pero lo más cruel, es que veo en los que antes imaginaba como presas débiles, a terribles depredadores mentirosos y oportunistas que su “camuflaje” humano no deja ni siquiera suponer. Veo estrategas despiadados (as) donde antes veía víctimas. Por eso, para ese sencillo descubrimiento, es que he hecho este artículo que he titulado como Pinocho y Cicciolina… al buen entendedor, pocas palabras.

1 comentario:

Leo López dijo...

"Para mi que la vida siempre fue una complicación voluntaria"... esta línea me encantó... por que será que a algunos nos gusta hacer eso je je... bien escrito!

Leo López

Matías Dávila 2010, Todos los derechos reservados. Quito - Ecuador - Suramérica